El 19 de marzo nos fuimos de viaje a Malta.
No sabíamos cómo se iba a portar Lucía en el avión, y al ver tantas cosas nuevas, pero nos sorprendió muy gratamente con una actitud impecable, tranquila y dormilona.
En el avión, tanto el de ida como el de regreso, al ascender y descender, la puse a mamar para que el efecto de la succión le aliviara la presión de los oídos... además de hacerla dormir una placentera siesta.
Justo al terminar el ascenso y descenso se despertaba feliz, como preguntando dónde estábamos.
Una vez a bordo, Lucía se lo pasó muy bien jugando con el móvil de papá.
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