Después de una buena siesta, nos fuimos al parque de atracciones.
Al salir, sabiendo que se podría quedar frita en el coche, le dije a Lucía si quería ponerse el pañal (porque todavía lo estaba usando para dormir por la noche), y me dijo: "Mama, no quiero usar más el pañal por la noche". Ese fue el principio de noches secas y cómodas...
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